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dc.contributor.authorConsejo Nacional de Rectores (Costa Rica). Programa Estado de la Nación
dc.contributor.editorSauma, Pablo
dc.contributor.editorRobles, Arodys
dc.contributor.editorRomán Forastelli, Marcela
dc.contributor.editorRomán Vega, Isabel
dc.contributor.editorMorales Aguilar, Natalia
dc.date.accessioned2017-11-02T19:01:15Z
dc.date.available2017-11-02T19:01:15Z
dc.date.issued2003
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/20.500.12337/678
dc.description.abstractEn materia de equidad social, el desempeño de Centroamérica muestra signos de cambio favorables en temas como el aumento de la esperanza de vida, la reducción en la mortalidad infantil, la disminución en el número de hogares pobres y ciertos logros en educación básica. Sin embargo, estas tendencias recientes no contrarrestan la situación descrita en el primer informe como insatisfactoria, pues persiste la negación de derechos fundamentales a la mayoría de la población. En la década de los noventa Centroamérica experimentó una importante reducción de la pobreza, que se explica, en parte, por el contexto de desarrollo libre de guerras, por un repunte del crecimiento económico y por el impulso de programas de inversión social en los distintos países. No obstante, esta reducción es relativa si se considera que todavía la región no se aleja de los umbrales de pobreza que mostraba a principios de los años ochenta, y que las brechas en materia de distribución del ingreso, lejos de disminuir, han aumentado al menos en dos naciones. Asimismo, el crecimiento económico que se esperaba a inicios de los noventa no se dinamizó en la segunda mitad de la década, por lo que se limitó la generación de empleos de calidad que le permitan a los centroamericanos satisfacer sus necesidades básicas y superar la pobreza. A principios del siglo XXI la pobreza sigue siendo muy alta y, por el efecto del crecimiento de la población, hay más personas pobres que hace diez años. Tanto en el caso de la pobreza de ingresos como en la atención de necesidades básicas hay grandes inequidades. En el 2001, la mitad de los centroamericanos (50.8%) tenía niveles de ingreso inferiores a los considerados como mínimos para llevar una vida digna -prioridad del desarrollo humano- y una de cada cuatro personas (23%) se encontraba en una situación de pobreza extrema, es decir, no disponía de ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación. Las áreas rurales y la población indígena tienen menores opciones. Hay además una fuerte desigualdad en la distribución del ingreso entre la población, con patrones que no difieren de los prevalecientes en el resto de Latinoamérica, y que la catalogan como la región más desigual del mundo. Los más pobres según su nivel de ingreso o consumo per cápita, se ven menos favorecidos en la prestación de servicios sociales de calidad.es_US
dc.language.isoeses_US
dc.publisherSan José, Costa Rica: PENes_US
dc.relation.ispartofseriesInforme Estado de la Región;2 - 2003
dc.subjectDESIGUALDAD SOCIALes_US
dc.subjectDESARROLLO HUMANO SOSTENIBLEes_US
dc.subjectDERECHOS SOCIALES Y ECONÓMICOSes_US
dc.titleCapítulo 2 : El desafío de la equidad social [2003]es_US
dc.typeparte de libroes_US


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