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dc.contributor.authorBrenes Mata, María Laura
dc.date.accessioned2017-11-09T08:46:40Z
dc.date.available2017-11-09T08:46:40Z
dc.date.issued2017
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/20.500.12337/1044
dc.description.abstractEl balance social del 2016 muestra que Costa Rica sigue siendo un país de alto desarrollo humano, pero que por acción y también por omisión hace más de una década que transita por el camino de una creciente desigualdad. Diversas presiones comprometen los logros alcanzados, principalmente las debilidades en el mercado de trabajo y la insolvencia de las finanzas públicas. En el período de estudio se registraron avances puntuales en algunos indicadores que por años se habían mantenido inmóviles, pero ninguno con la fuerza suficiente para superar la inercia que ha caracterizado la última década. En 2016 se redujo la pobreza, tanto si se mide por ingresos como por el método multidimensional, bajó el desempleo y aumentó la inversión social pública (ISP). Los positivos indicadores históricos en salud y educación no registraron cambios, pero crecieron la informalidad y la tasa de homicidios. Pese a los avances, persisten los problemas estructurales que impiden mayores logros: el dinamismo económico y el empleo continúan desvinculados, la escolaridad de la de la población económicamente activa es deficiente y no mejoraron las condiciones para la participación laboral femenina. La ISP creció por quinto año consecutivo, pese al severo desequilibrio de las finanzas públicas. Sin embargo, el incremento no fue acompañado por cambios significativos en el número de programas sociales ni en la cantidad de sus beneficiarios, de modo que la mayor inversión se ha convertido en un encarecimiento de los existentes. Además, al considerar el problema fiscal que vive el país, que se ha agravado en 2017, la tendencia al alza no parece ser sostenible. Debilitar la ISP tendría un fuerte impacto en el bienestar de muchas familias. En promedio, los servicios y transferencias sociales aumentan en un 25,6% el ingreso total de los hogares. Para los del decil más pobre representa un incremento de más de seis veces (643%), mientras que en el decil más rico el efecto es de tan solo un 5%. Con el propósito de estimar el impacto distributivo de la inversión social, se comparó el coeficiente de Gini del ingreso autónomo de los hogares versus el que incluye la ISP. Se encontró que la desigualdad se reduce en casi trece puntos porcentuales, es decir, que la ISP atenúa los malos resultados en la distribución del ingreso.es_US
dc.language.isoeses_US
dc.publisherSan José, Costa Rica: PENes_US
dc.rightsacceso abiertoes_ES
dc.subjectINTEGRACIÓN SOCIALes_US
dc.subjectPOBREZAes_US
dc.subjectIGUALDAD DE OPORTUNIDADESes_US
dc.subjectDEMOCRACIAes_US
dc.subjectRESPONSABILIDAD AMBIENTALes_US
dc.subjectCOSTA RICAes_US
dc.titleEstado de la Nación 2017 : carpeta de prensaes_US
dc.typetextoes_US


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