dc.description.abstract | El año 2014 se caracterizó por presentarse avances orientados a dar respuestas a una serie de señalamientos reiterativos en relación a la gestión de la pesca en el país, se facilitaron procesos de dialogo y participación buscando el diseño de políticas de estado de manera consensuada con los diversos actores que aprovechan los recursos del mar, pero este gran esfuerzo positivo se vio opacado por la discusión nacional sobre la exportación de aletas de tiburón que reavivo un problema que tiene casi una década de discusión. De manera reiterativa y urgente estudios revelaron la agravante situación del recurso pesquero en el Golfo de Nicoya, donde no pareciera existir una iniciativa técnica que proponga salidas a un problema creciente y que podría en el corto plazo traer consecuencias ecológicas irreversibles con los impactos socioeconómicos que esto implicaría.
A lo anterior hay que agregar el franco deterioro de la zona marítimo terrestre, la cual al parecer está sumida en un proceso de ordenamiento territorial sumamente desordenado e ineficiente como lo califico la Contraloría General de la República. La revelación de que ninguna municipalidad costera en el pacífico cuenta con un plan regulador que abarque la totalidad del territorio de su cantón o que el litoral Caribe no cuenta con instrumentos de planificación territorial pone de manifiesto la falta de atención de parte de las municipalidades, el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo y el Instituto Costarricense de Turismo a la conservación de la zona costera.
En materia de biodiversidad resalta la deuda millonaria que sigue manteniendo el estado con propietarios privados en Parques Nacionales y Reservas Biológicas, el insuficiente control y protección en las áreas silvestres protegidas y el deterioro de la posición del país en varios índices internacionales. Por otra parte la identificación de nuevas especies vuelve a reflejar la riqueza en biodiversidad, este año descubriendo prácticamente una especie nueva cada día. | es_US |