dc.description.abstract | Cuando, en respuesta a una consulta que le fue planteada por José Miguel Corrales, el
Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) falló que el Tratado de Libre Comercio (TLC)
con Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana sí podía ser sometido a
referendo, se puso en marcha un proceso absolutamente inédito en la historia política
de Costa Rica.
El primer referendo realizado en nuestro país planteó a la ciudadanía el desafío de
tener que decidir sobre un asunto de extrema complejidad.
La naturaleza variada y compleja de los temas que regula el Tratado hace que solo
unos pocos “técnicos” lo entiendan; resulta oscuro, opaco, resistente a ser comprendido
por la gente común. De hecho, algunas personas que tuvieron prominente participación,
ya sea a favor o en contra, me admitieron que jamás lo leyeron, y otros me dijeron que
desistieron de hacerlo porque era prácticamente imposible entenderlo.
Y no obstante lo anterior, la sociedad costarricense se dividió casi exactamente a la
mitad; unos para aprobarlo, otros para rechazarlo, y todos promoviendo un grado de
movilización y de participación ciudadana que no se veía en Costa Rica desde la
década de los 40.
Tuve la fortuna de participar directamente, desde la trinchera, en este histórico episodio
de nuestra historia republicana, y gracias a la solicitud que me hiciera El Estado de la
Nación, ahora tengo la oportunidad de plasmar vivencias, experiencias y reflexiones
sobre el referendo, vividas desde el bando de quienes impulsamos el Sí. | es_US |