dc.description.abstract | El PIAD surgió en 1998, en el seno de la entonces División de Control de la Calidad del MEP, hoy denominada Dirección de Gestión y Evaluación de la Calidad. La herramienta tecnológica fue desarrollada por la Asociación para la Innovación Social (ASIS). En 2006 el MEP avaló su uso y se puso en práctica a través de un acuerdo de cooperación firmado en marzo de 2008, en el que participan la ASIS, la Asociación Empresarial para el Desarrollo (AED) y la Asociación Nacional de Educadores (ANDE). En marzo de 2011 se asigna a la citada Dirección la responsabilidad de coordinar todos los aspectos técnicos y administrativos para la implementación e institucionalización del PIAD. El Programa se aplicó primero en escuelas, donde tuvo su mayor desarrollo, y posteriormente en colegios. La investigación recoge percepciones de actores ubicados en siete colegios que se catalogan como los más avanzados en el uso del PIAD y evidencia que éste se promueve en contextos educativos con escasas o nulas culturas en materia de gestión de la información, con equipos informáticos no apropiados y obsoletos, en algunos casos con poca conectividad o limitado acceso a Internet y con personal que no está suficientemente capacitado. Los actores valoran el PIAD como un programa de gran potencial, pero enfatizan en que se encuentra en proceso de construcción y mejora permanente. Su aplicación se ha tenido que adecuar a los requerimientos y necesidades de la enseñanza secundaria y hasta el momento tiene un uso restringido. Se emplea sobre todo para generar informes sobre ausentismo de los alumnos, emitir certificaciones y registrar notas trimestrales y estadísticas de rendimiento estudiantil. Entre los desafíos identificados destaca la necesidad de mayor coordinación y articulación entre las instancias del MEP y los colegios, con el fin de que la información que se recoja sea simple, pertinente, de utilidad para alimentar la toma de decisiones en los diferentes niveles y adecuada a las condiciones y contexto de los usuarios. Además, se debe evitar la doble o triple digitación y garantizar la coincidencia entre los formatos de los reportes de salida del PIAD y los informes del MEP. Los usuarios demandan no solo mayor capacitación, equipos y condiciones adecuadas, sino también una estrategia de seguimiento y acompañamiento más oportuna. | es_US |